La necesidad de gestionar localmente el cambio tecnológico

Por Luis Galeazzi, Director Ejecutivo de Argencon*

Las nuevas tecnologías, dentro de las cuales la IA es la más rutilante, están modificando todas las actividades humanas a un ritmo que no deja de sorprender.  No se trata ya de su impacto en la productividad de las industrias o en los flujos del comercio internacional, todo el quehacer humano está siendo alcanzado por el cambio tecnológico y todas las organizaciones sociales, tanto públicas como privadas, sienten el impacto inmediato de esta disrupción.

Para los gestores de la política pública y para los desarrolladores de las nuevas tecnologías el desafío es implementar las estrategias que permitan la mayor y más rápida adopción social de las ventajas que ofrece el nuevo orden. La contracara de esta oportunidad es el probable agrandamiento de la brecha de aptitudes que se abrirá entre aquellas personas y organizaciones que usan creativamente la tecnología y aquellas que no accedan a sus beneficios. Avanzamos hacia un escenario en el que el mercado laboral, cultural, educativo y comunitario enfrenta un horizonte de agravamiento de la exclusión social que requiere acciones de mitigación impostergables.

La responsabilidad de minimizar esta amenaza es aún mayor en las entidades que actúan en las comunidades inmediatas, donde no se trabaja solo con estadísticas o datos agregados, sino con personas cercanas de las que conocemos sus nombres e historias de vida. A ellos, a cada vecino joven o adulto de nuestras comunidades, hay que preparar para transitar el shock tecnológico con la mayor eficacia y sensibilidad posibles, aceptando que muchas veces habrá que vencer resistencias naturales al cambio.

Se trata de elaborar los programas que permitan a cada vecino: (i) tener acceso a la IA y a las tecnologías asociadas a través de infraestructuras de conectividad eficientes y de alcance federal; (ii) vencer la barrera cultural que puede inhibir a la gente menos preparada de incorporar las posibilidades de la IA en sus rutinas de vida; (iii) aprender a usar creativamente la tecnología, para repensar las tareas cotidianas y agregar valor en cada eslabón de nuestros quehaceres; (iv) aprender a cocrear grupalmente, integrando el talento individual con las capacidades de los grupos activos en la comunidad.

Cuanta más gente adopte la IA y las nuevas tecnologías, y cuanto más rápido lo hagan, menor será el impacto sobre la exclusión social que todo nuevo cambio disruptivo genera en el tejido social. Se trata de liderar el cambio sin esperar que los efectos, que son previsibles, se resuelvan mágicamente. El reloj ya avanza. Enfrentamos una dinámica de cambios que será incremental y demorar nuestra adaptación solo producirá que el tamaño de la brecha se agrande en el futuro.

La implementación de estrategias de divulgación del cambio tecnológico no debe esperarse solo de los gobiernos centrales, es la propia comunidad la que tiene que apropiarse de esta responsabilidad.  Cuanto más cercana a la gente sea la planificación y ejecución de los planes, más eficacia tendrán los esfuerzos. Además, solo en la cercanía y calidez de la relación personal puede evaluarse si los programas en ejecución son realistas y exitosos, permitiendo observar inmediatamente los desajustes para introducir las correcciones que sean necesarias.

También desde el punto de vista presupuestario la gestión comunitaria suele ser más eficiente que la global, permitiendo la mejor aplicación de recursos y el mayor efecto en la calidad de los programas.

Un enorme salto cualitativo nos convoca. Estamos frente a años muy demandantes y a una aceleración de cambios que nunca habíamos experimentado.  Este desafío requiere aplicar nuestra creatividad y nuestra iniciativa para lograr el mayor beneficio para nuestras comunidades.  De nosotros depende.

*Sobre el Autor

Luis Galeazzi es graduado de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. Fue profesor de Política de Empresas en la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Austral, y de Gestión del Cambio en la carrera de Administración de Recursos Humanos de la Universidad del Salvador.

Durante más de 30 años trabajó en el campo de la consultoría de empresas de primera línea en las firmas Arthur Andersen y Bearing Point, dirigiendo proyectos en Latinoamérica y España, donde vivió 4 años. Fue director de la unidad de consultoría para Latinoamérica de la empresa SAS Institute, líder en sistemas de análisis estadístico para toma de decisiones.

Desde hace 9 años Galeazzi es director ejecutivo de Argencon, asociación que reúne a las empresas líderes de la economía de conocimiento en Argentina. Como tal ha publicado más de 50 artículos sobre temas vinculados a la disrupción tecnológica, su impacto en el trabajo y en la sociedad. Es referente en temas de inteligencia artificial, vinculación tecnológica y desarrollo federal de la economía del conocimiento. Ha sido expositor en eventos de BID, ALES -Asociación Latinoamericana de Exportadores de Servicios-, y ALALC -Asociación Latinoamericana de Libre Comercio-.

Hoy participa en el desarrollo del Plan Nacional de IA como representante del Sector Privado ante la Secretaría de Ciencia y Tecnología.

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