IA en municipios argentinos: el tren bala que no podemos perder

Por Guadalupe Dorna, Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella.

La inteligencia artificial no es el futuro, es el presente. Es un presente que se manifiesta como un tren bala, a una velocidad que por momentos nos genera adrenalina y por momentos, un poco de pánico. Y está bien que así sea, porque las implicancias de esta revolución arrolladora todavía nos son esquivas: el futuro puede implicar el colapso de la forma de trabajar como la conocemos, con consecuencias que todavía no sabemos cómo calificar.

Ante esta incertidumbre, sólo hay una cuestión certera: no podemos perder tiempo en subirnos a este tren bala que tiene hoy sus puertas abiertas de par en par. Y la buena noticia es que los municipios argentinos tienen la capacidad de hacerlo antes que otras estructuras de gobierno, porque tienen una cualidad que las estructuras centrales envidian: su agilidad.

Los municipios son los verdaderos laboratorios de innovación del Estado. Mientras el gobierno nacional debate durante meses una decisión, un intendente puede implementar una solución en semanas. La evidencia internacional lo confirma: los gobiernos locales adoptan tecnología 2-3 veces más rápido que las estructuras centrales. En Argentina ya lo estamos viendo. Buenos Aires integró WhatsApp gubernamental, Córdoba fue distinguida como Ciudad Inteligente, y tenemos municipios experimentando con chatbots, análisis predictivo y automatización de procesos. No son excepciones, son la punta del iceberg de lo que es posible.

Integrar IA en los municipios no implica necesariamente financiar startups o contratar ejércitos de programadores. Subirse a este tren es mucho más simple, particularmente para las estructuras ágiles de los municipios. Primero necesitamos tener líderes municipales que visualicen el potencial de estas herramientas. Un líder inspirado e informado es el eslabón clave para lo que sigue: el empoderamiento de los equipos de gobierno.

Este empoderamiento tiene tres componentes clave: primero, una capacitación inicial en el uso de la IA generativa y los procesos de automatización básica. Segundo, el espacio para la exploración, permitiendo liberar el potencial creativo que estas tecnologías habilitan. Tercero, propiciar una comunidad de prácticas para compartir experiencias que permitan transformar y potenciar las ideas compartidas.

Empoderado de esta forma, un empleado municipal puede usar IA para generar respuestas más precisas a consultas ciudadanas, crear informes automáticamente, analizar datos de gestión, crear tableros, hacer análisis predictivos, automatizar procesos a muy bajo costo o incluso diseñar campañas de comunicación más efectivas. Y lo más importante: estas tareas no requieren un equipo de programadores para llevarlas adelante.

Muchas veces ocurre que entre quienes conocen el tema y quien programa la tecnología que se necesita para abordarlo, hay una distancia insalvable de entendimiento, que puede derivar en un producto que no se adapta a las necesidades más urgentes del municipio. La revolución de la IA generativa radica en que, con una guía inicial mínima, el empleado municipal se convierte en posible desarrollador de soluciones para las que él mismo, mejor que nadie, entiende las necesidades.

Esto es revolucionario: por primera vez tenemos la posibilidad de adaptar la tecnología a nuestras necesidades, en lugar de adaptar las respuestas de gestión a la tecnología existente. El tren bala está pasando hoy y tiene las puertas abiertas, pero no indefinidamente. El momento de subirse es ahora. Solo es cuestión de experimentar y aprender haciendo.

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