Por Laura Alonso Alemani, Liga del Bien para la Inteligencia Artificial*
La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en una herramienta clave para transformar la gestión pública local en las ciudades argentinas. Nos entusiasma su potencial para mejorar el funcionamiento de lo público, la disponibilidad y acceso a los servicios y la calidad de vida de los ciudadanos en general. Cada proyecto innovador da prueba de ello: chatbots en ventanilla digital, acciones proactivas para salud, apoyos a la creación y gestión de documentos en administración y justicia, monitoreo automatizado de velocidad de automóviles… Cada vez son más los proyectos que implementan diferentes municipalidades en la Argentina. Ahora bien, ¿qué beneficios aportan estas aplicaciones de Inteligencia Artificial, y qué preocupaciones acarrean?
Gran parte de las aplicaciones actuales de la IA se basan en el aprendizaje automático, es decir, en la capacidad de detectar patrones en grandes volúmenes de datos históricos para después poner esos mismos patrones en acción: ayudando a la toma de decisiones, como recomendaciones, categorizaciones o predicciones. Especialmente en las ciudades, donde se generan enormes cantidades de datos, ponerlos en acción puede contribuir a automatizar tareas mecánicas y repetitivas y adelantarnos a necesidades. Al liberar a los servicios municipales de tareas mecánicas, se pueden atender mejor necesidades más complejas, que suelen requerir la intervención de una persona con criterio experto.
Entre los usos más prometedores de la IA en el ámbito local está la atención proactiva al ciudadano. En salud, puede contribuir a la detección temprana de brotes de enfermedades, así como generar recomendaciones de salud tempranas, personalizadas para enfermedades silenciosas. En movilidad urbana, permite optimizar rutas de transporte público, coordinar semáforos y reducir la congestión. Y en la gestión ambiental, puede detectar patrones de contaminación y sugerir intervenciones más eficaces.
La automatización de tareas repetitivas mediante IA también representa una ventaja significativa. Muchas gestiones burocráticas, como la carga de datos, análisis de formularios o revisión de normativas, pueden ser asumidas por sistemas inteligentes, liberando tiempo y energía de los funcionarios públicos para que se concentren en resolver los problemas complejos que requieren empatía, juicio humano y conocimientos especializados. Esto no solo mejora la eficiencia del Estado, sino que puede fortalecer la relación entre gobierno y ciudadanía, al ofrecer servicios más ágiles, accesibles e inclusivos.
Además, la IA puede contribuir a la inclusión y a la accesibilidad. Por ejemplo, sistemas de asistencia basados en lenguaje natural pueden ayudar a personas con discapacidades visuales o auditivas a interactuar con servicios públicos. También puede traducir textos a distintos idiomas o lenguajes simplificados, facilitando el acceso de comunidades migrantes o con menor nivel educativo.
Con los recientes avances tecnológicos, las herramientas necesarias para entrenar modelos, acceder a datos y desplegar aplicaciones han reducido sus costos y complejidad. Esto abre una ventana de oportunidad para municipios argentinos para experimentar y escalar soluciones innovadoras. Sin embargo, la implementación de tecnologías de IA sin los resguardos adecuados puede producir efectos negativos graves, como el sesgo algorítmico: si los datos históricos reflejan discriminaciones sociales, los sistemas pueden reproducirlas o incluso amplificarlas. Por eso, es fundamental que la adopción de IA en la gestión pública esté acompañada de procesos que revisen no solo los aspectos técnicos, sino también éticos y sociales, mediante comités que incluyan a funcionarios, técnicos, organizaciones civiles y ciudadanos. Herramientas como la autoevaluación de la Liga del Bien para la Inteligencia Artificial (https://aileagueforgood.ai/) pueden ser útiles para monitorear el uso responsable de la tecnología, promoviendo la transparencia y la mejora continua.
En conclusión, la inteligencia artificial ofrece una oportunidad única para fortalecer la gestión pública local y mejorar la calidad de vida urbana en Argentina, para que los servicios municipales puedan atender a los ciudadanos con más recursos y más humanidad. Pero para que su impacto sea positivo y duradero, es necesario combinar innovación con responsabilidad, experimentación con evaluación, y eficiencia con equidad. Solo así podremos construir ciudades más inteligentes, inclusivas y humanas.
Sobre la autora
Laura Alonso Alemany es Doctora en Lingüística Computacional por la Universidad de Barcelona y profesora en Ciencias de la Computación en la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación de la Universidad Nacional de Córdoba. Es especialista en Procesamiento del Lenguaje y Ética de la Inteligencia Artificial. Tiene numerosos antecedentes en proyectos de investigación nacionales, regionales e internacionales, y ha participado como consultora en numerosos proyectos de transferencia al sector socio-productivo. Es miembro del board de la Liga del Bien para la Inteligencia Artificial y colaboradora habitual de diferentes entidades de la sociedad civil y del sector educativo. Le interesa tratar de comprender las diferentes repercusiones de los distintos errores de los sistemas de Inteligencia Artificial.